Aranceles: incertidumbre más que conflicto
Si hay algo que los mercados financieros odian más que las malas noticias, es la confusión. Y ahora mismo, esa es la mejor palabra para describir lo que está pasando con la política comercial de Estados Unidos. Entre anuncios, desmentidos y mensajes contradictorios, lo único claro es que nadie sabe realmente cuál es el plan.
Y aquí es donde está el verdadero problema: los mercados no solo reaccionan a los datos duros, reaccionan a las historias que se cuentan. Y hoy, la historia es un rompecabezas sin sentido.
Aranceles sí… o no
En teoría, el panorama parece sencillo. La administración Biden está evaluando un nuevo paquete de aranceles, sobre todo enfocados en importaciones chinas. Al mismo tiempo, funcionarios dicen que buscan evitar tensiones y estabilizar las cadenas de suministro. ¿Incoherente? Totalmente. Y los inversionistas lo notan.
Aquí no se trata de decidir si los aranceles son buenos o malos. Esa discusión quedó atrás hace años. El verdadero problema, en 2025, es la falta de claridad. ¿Estamos ante una nueva guerra comercial o solo ante una estrategia de presión? Nadie tiene respuestas claras. Y eso, para los mercados, es veneno puro.
El costo de no decidir
Cada vez que Washington deja caer una nueva propuesta arancelaria, las bolsas reaccionan. Las empresas replantean presupuestos. Los inversionistas globales mueven fichas. La indecisión no es gratis: afecta a sectores enteros, desde la tecnología hasta el agro.
Y esto no es teoría. Empresas de todo el mundo aprendieron a golpes, entre 2018 y 2019, que un anuncio arancelario puede cambiarlo todo de un día para otro. ¿Recuerdan cómo un simple tuit podía borrar miles de millones de valor? Nadie quiere revivir ese trauma.
Pero aquí estamos de nuevo: atrapados entre el ruido y la señal.
Lo que realmente piden los mercados
¿Paz comercial? No necesariamente. Lo que los mercados piden, casi con desesperación, es previsibilidad. Si vienen aranceles, que vengan. Pero que vengan con reglas claras. El problema no es el conflicto, es el caos.
Si Washington quiere proteger la economía, el primer paso no es evitar aranceles. Es decidirse. No hay peor mensaje que no tener mensaje.
Mi punto: El problema no son los aranceles, es el desorden
La verdadera amenaza no son los aranceles en sí. Es la neblina de política pública que los rodea. Seas defensor del libre comercio o de medidas proteccionistas, nadie puede operar en medio de mensajes cruzados.
La claridad importa. En 2025, la incertidumbre no es un riesgo más — es un costo fijo que afecta cada decisión, desde Wall Street hasta la PyME de la esquina. Y mientras eso no cambie, los aranceles serán solo el menor de nuestros problemas.